domingo, 21 de octubre de 2012

Los Fantasmas de la Vinotinto



La desazón del Venezuela-Ecuador contrastaba con la realidad que al final de la jornada marcaba la clasificación. Con apenas un punto de cosecha, ascendíamos al cuarto lugar, para estar en los papeles. Números irrebatibles que,  más allá de las  especulaciones, constituyen la renta de un proceso que le enrostra la verdad conveniente a los descreídos,  esa que le alcanza todavía para hacer ahora un presupuesto más estrecho, pero válido para no desbancar la fe.
El compendio de expresiones al final es para reflexionar. “No tenemos jugadores…; hay jugadores pero no hay técnico…; tenemos los jugadores pero no hay sistema…; este equipo con otro técnico puede jugar mejor…; dependemos de un tiro de Arango…; sin Rincón no tenemos vida…; después de los partidos ante Argentina y Colombia, sabemos si vamos al Mundial…En fin, frases más, frases menos, resumían los apocalípticos, el futuro de la Vinotinto.
Como si el fútbol careciera de un prólogo, un desarrollo y un epílogo, la gente al final, sobre todo esa que se mete en la moda de la franela y asalta los estadios, sin más proyecto que un triunfo que recompense tanto esfuerzo y grito, poco le importa  el discurso sino las conclusiones. Se gana, se empata o se pierde,  y el desenlace marca el parecer. Así ocurrió después de las victorias sobre Argentina y Paraguay como en las horas bajas ante Chile y Perú.
Ante Ecuador volvió Venezuela a dejar gruesas interrogantes. La más importante es si con ese fútbol nos alcanza para llegar al Mundial.  Cada día se evidencia más que en el funcionamiento del equipo se han erigido fichas insustituibles, sin las cuales, tenemos un equipo frágil en sus conceptos en la cancha, vulnerable al extremo, cada vez que encontramos bloques sólidos como esa fibrosa escuadra meridional que impuso sus leyes en Puerto La Cruz.
Aunque suene trillado, esta Vinotinto del “pelotazo productivo” ha renegado de aquel ropaje que la envolvió en años de Richard Páez. Si bien el porte liviano de aquellos jugadores –Vera, Urdaneta, Morán, “Zurdo” Rojas, Ricardo David, etc.;  inducía a un fútbol asociativo y menos físico, las veces en que este equipo actual de gladiadores encantó y convenció, fue precisamente cuando se insinuó dúctil e inspirado en lo individual,  como en los apuntes que dejó en Asunción y en largos pasajes de la última Copa América.
Ser más directa y vertical le ha costado a esta selección de Farías caer en vacilaciones y dudas, que lamentablemente postergan todo el potencial de sus jugadores ofensivos, caso Rondón y Miku, acostumbrados como están en Europa a todo un protocolo que les recrea las posibilidades con pelotas servidas con precisión para que ejecuten ese oficio de redes que les caracteriza. Aquí dependen demasiado de un rebote y del cuerpeo para anotar, exponiéndose además a un desgaste excesivo en su lucha para liberarse solitarios de marcajes férreos.
El otro aspecto nada futbolístico que afecta a la selección es esa relación de odio con los medios de comunicación. Es inconcebible que se hayan levantado altos muros alrededor del  combinado nacional, envuelto en una aureola de celebridad anticipada y divismo, no cónsona con la mentalidad del futbolista y el ser venezolano. En una odisea se convertido requerir una nota que salga de la camisa de fuerza de las ruedas de prensa o las zonas mixtas.
Mientras los jugadores ecuatorianos  caminaban por el lobby del hotel en Puerto La Cruz,  distendidos pero concentrados en su objetivo, entre periodistas que entienden de respetar los espacios y el momento propicio para el diálogo, a los nuestros les hacen ver fantasmas que conspiran contra una ilusión de 30 millones que juegan a favor de un sueño.
prensa@megasportradio.com
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