miércoles, 18 de diciembre de 2013

Un técnico, otro discurso

Ido Farías, se acelera la exigencia de contar con un nuevo estratega. El triunvirato Páez-San Vicente-Saragó, parece dominar el escenario. La pretensión más allá de nuestro contexto con un técnico foráneo no cala, por lo visto, en  la cartera federativa. Es tiempo de reinventar, de cambiar la etiqueta o de un remake que se encontrará otra vez con un escenario, Rusia 2018,  más adverso y complicado del que pudo sortear el controversial sucreño.
De Páez nadie duda de su aporte, de su reinserción exitosa en la cosa doméstica con un Mineros que lo catapultó de vuelta. Un segundo mandato garantizaría un estilo, unas maneras que marcaron su manija y dieron vuelta de hoja a una historia de humillaciones. Hasta aquí tiene el crédito como para echar a un lado el pasado tormentoso que marcó la ruptura.
Queda esperar el discurso. Ya no el de vencer  las taras y complejos que hicieron mella en el futbolista nuestro. Tampoco la invocación de los valores patrios para resolver con actitud en la cancha, todo lo que  hemos dejado de hacer en la estructura. Eso de la bandera, el escudo, el color del uniforme, vale pero no juega, cuando hay otros actores, nuevas circunstancias, tipos en Rusia, Alemania, Francia, Inglaterra superprofesionalizados, conscientes de su status y de su misión , a quienes les resbalará cualquier perorata nacionalista.
El tema es si podrá Richard Páez, en un nuevo ejercicio, encontrar un destino cierto para el fútbol venezolano y entender esta hora en la que dispone de un arsenal como para intentar la batalla con las herramientas precisas para alcanzar la anhelada clasificación. La idea es que sea capaz de visualizar y acertar en la escogencia en medio de un amplio universo de candidateables –bueno es reconocerlo-,  que le dejó armado Farías. Y para matar prejuicios, su hijo Ricardo David, en el epicentro de aquellos injustos e indignos ataques,   ya  no será un problema.
Pero también se puede mirar más allá de Páez si se trata de buscar otro decorado. Lo de San Vicente  luce innegociable, aunque méritos sobran. El mismo guayanés se ha encargado de vender una relación turbia con la FVF, en la que hay elementos un poco velados que están más allá de lo que se puede interpretar públicamente. Como es Noel y no Nelson (Mandela) el pacto de paz es una utopía. “Chita” nada tiene de político y prefiere sembrar el hacha de la discordia.
Nadie con el lobby de Saragó. Tiene prensa,  marketing  y verso. La duda estriba en cuánto pudiera con su impulsividad y escénica, tener ascendencia sobre jugadores  con carreras redimensionadas en Europa, con una rica cultura táctica y mucho rodaje. Es un potencial técnico nacional, pero de allí a pensar que la selección de mayores es su espacio en este momento, supone  un enorme riesgo. Llegará su tiempo.
Si la naturaleza de las negociaciones abortara la designación de un venezolano, pudiera sugerirse un discurso que, siendo extranjero,  cale en nuestra idiosincrasia, nuestro carácter y la chequera de la FVF. Colombia lleva tres técnicos con Ecuador, Honduras y Costa Rica a Brasil 2014, aunque paradójicamente la dirige un argentino. Estrategas como Juan Carlos Osorio y Santiago “Sachi” Escobar, entre otros, pueden ser afines al proyecto y  poner a Venezuela a jugar  un fútbol de alto vuelo.
 Argentina también, sin la influencia de los apoderados y empresarios, siempre nos ofrecerá opciones interesantes, viables para proyectar a Venezuela a la gran empresa mundialista.
La Federación tiene la palabra…

Twitter: @cdicksonp

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